Niño Jesús Mudito

 
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En la catedral de Sevilla, en una pequeña capilla del trascoro, recibe culto un Niño Jesús, al que la devoción popular denomina "el Mudito".
Cuenta la leyenda que una madre, con un hijo mudo, se encomendó a este Niño y le prometió no hablar hasta que su hijo dejara de ser mudo.
Varios días se dirigió a la catedral en silencio, no hablaba en su casa, ni con las vecinas ni con la familia, a los pocos días se cansaba y rompía su promesa, hasta que aguantó nueve días seguidos su silencio voluntario. Estando en la catedral sevillana este noveno día, su hijo se le escapó, se dirigió a la capilla y a gritos dijo:
Mamá, mira, un Niño Jesús.
Desde entonces a este Niño se le conoce como el Mudito. Todo el que le pide algo tiene que hacer lo mismo que aquella madre, estar callado nueve días e ir a rezarle a su capilla.
 

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DÍA DE LA MUJER MALTRATADA

Amigo: "La violencia de género es una tortura moralmente inaceptable"

“La violencia de género es especialmente reprobable porque va unida a una tortura cruel, tanto física como moral, que acaba destruyendo a la misma persona y degrada las relaciones afectivas, matrimoniales, familiares y sociales. Una violencia y una tortura moralmente inaceptables, inhumanas y delictivas”. Este párrafo forma parte de la carta pastoral titulada “La violencia no tiene apellidos”, que el cardenal Amigo Vallejo ha escrito con motivo del día de la mujer maltratada, que se celebra el 25 de noviembre.

El prelado hispalense comienza su carta recordando las numerosas denominaciones que se le ha dado a la violencia contra las mujeres, y advierte que “la violencia es siempre una agresión injustificable, que no necesita apellido alguno para ser inadmisible y merecedora del mayor de los desprecios. Y no solo esa violencia a la mujer en el matrimonio, en la familia, en la casa, sino en el trabajo y en la misma sociedad”. Destaca mons. Amigo. Más adelante subraya que “no basta reconocer que el hombre y la mujer tienen igual dignidad y están sujetos a los mismos derechos, sino que se ha de tener en cuenta la peculiar identidad de la mujer, así como el valor de la complementariedad y de la ayuda recíproca que el hombre y la mujer deben prestarse, especialmente en el matrimonio”.

A continuación recuerda que la Iglesia siempre ha reconocido esta valoración de la dignidad de la mujer, “condenando cualquier limitación de sus derechos y, de una forma especial, denunciando la vejación que pueda sufrir a causa de su condición femenina”.

“La violencia doméstica es una acción repudiable”

Mons Amigo hace especial hincapié en el carácter “repudiable” de la llamada violencia doméstica, “porque a la maldad de la agresión, se añade la villanía de ver destruir a la persona, sobre todo a la mujer, con la que había unos vínculos afectivos”, destaca. En la misma línea, afirma que “esta violencia de género es un perverso atentado al matrimonio que, en principio, es la máxima expresión de una mutua y libre elección. Dentro del matrimonio, la agresividad destruye esa fuerte comunión entre las personas. Hace que se tambalee uno de los pilares más sólidos para la felicidad del hombre y de la mujer. Lo que podía ser un maravilloso encuentro para una convivencia llena de amor –añade-, se transforma en una convivencia insufrible y abocada, en no pocas ocasiones, a la eliminación de uno de los cónyuges”. En este punto, recuerda que también hay que denunciar la violencia en el seno de los noviazgos y en las convivencias extramatrimoniales.

Los niños, víctimas sensibles

El cardenal se detiene especialmente en los niños, como víctimas particularmente sensibles de esta violencia: “Con frecuencia son testigos de los malos tratos, de los gritos, del llanto de la madre. Incluso ellos mismos han sufrido crueldades inconcebibles. Será necesario –añade- hacer un esfuerzo especial para recuperarlos y para que puedan vivir una vida lo más normal y feliz posible”.

Soluciones

A la hora de buscar y aplicar soluciones, mons. Amigo destaca que “el número de las mujeres que han sido víctimas del crimen es estremecedor”, y afirma que “hay que añadir, a esa lista de las víctimas mortales de la violencia doméstica, a todas aquellas mujeres maltratadas, a las que sufren vejación por parte de sus parejas, a las que se les humilla constantemente en su misma dignidad de persona y de mujer, a las que no se les reconoces sus inalienables derechos a una vida tranquila y feliz”.

Propone emprender “una eficaz campaña en favor de educación para el matrimonio y la convivencia, el respeto a las personas, la superación de las dificultades, el compromiso familiar y social”, además de estar cerca de la familia, “buscando para ella leyes justas y protectoras”, así como “estimular a los jóvenes a que pongan en juego sus mejores valores y inquietudes de sinceridad, de solidaridad, de ganas de formarse para un futuro mejor”. El cardenal invita a no mirar a otro lado: “Habrá que denunciar las situaciones de acoso y violencia doméstica. Denuncia que se hace juicio y defensa de los derechos ignorados y violados, especialmente los de las mujeres. Estar cerca de las víctimas y prestarles ayuda facilitándoles apoyo jurídico, orientando respecto a la denuncia, garantizando su libertad personal y familiar, la ayuda económica y laboral, la formación necesaria para saber reconocer sus derechos, la educación para el matrimonio y la familia, el fortalecimiento de la autoestima como mujer y como madre”.

Finaliza la carta recordando que la Iglesia tiene muy presente, a través sus instituciones, este problema de la violencia y de los malos tratos a la mujer y emprende aquellas acciones, que considera más eficaces para resolver el problema.

 
 

«Cisma», Jesús Bastante Liébana

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Periodista español nacido en Madrid en 1976. Jesús Bastante Liébana es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y, desde enero de 2000, responsable de información socio-religiosa del diario ABC.
Columnista de la revista 21RS, fundador y miembro del Consejo Editorial de religiondigital.com —el principal portal de información religiosa en España—, colabora en la revista "Tiempo" y en diversos programas de televisión (Telecinco y CNN+) y radio. Es profesor en la Escuela de Tiempo Libre de Cáritas Madrid.

Es miembro de la Asociación de Periodistas de Información Religiosa (Apir), ha sido ponente en diversos congresos sobre periodismo e Iglesia, así como en cursos para delegados de medios diocesanos y responsables de comunicación de congregaciones religiosas. También colabora con Cáritas y Mensajeros de la Paz.

Libros de Jesús Bastante Liébana

2004
 
Corre el año 1521. En su habitación de palacio en la ciudad libre de Worms, un inquieto Carlos V, rey de España, gobernador del Nuevo Mundo y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, aguarda impaciente la llegada del amanecer. La reunión que ha de celebrarse en esa estancia será determinante para el futuro del imperio. Tras la publicación, unos meses antes, de las tesis de Martín Lutero como reacción y denuncia de la corrupción reinante en el seno de la Iglesia, la estabilidad de esta institución se ve comprometida.

Título Original: Cisma
Autor: Jesús Bastante Liébana
Editorial: Ediciones B (Col. Historica)
Nº de Páginas: 352
Cubierta: Cartoné
ISBN: 978-84-666-3906-4
Precio: 19,00 €

 

20 de Noviembre: Día Internacional de la Infancia

 
 
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En 1956, la Asamblea General de Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal de la Infancia, que se consagraría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero y se destinaría a actividades propias para promover el bienestar de los niños y niñas del mundo.

El 20 de noviembre se conmemora la fecha en que la Asamblea General aprobó la Declaración sobre los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989. Por ello, el 20 de noviembre ha pasado a ser el Día Universal de los Niños y las Niñas.

La Convención sobre los Derechos del Niño

Ya han transcurrido muchos años desde que se aprobó dicha Convención y todos los países del mundo (salvo Estados Unidos y Somalia) la han ratificado, convirtiéndose así en el instrumento de Derechos Humanos más ampliamente refrendado en la historia de la humanidad.

A pesar de este hecho, sabemos que desgraciadamente se siguen violando diariamente los derechos de millones de niños y niñas en todos los países del mundo y, por lo tanto, todas las instituciones públicas y privadas, por un lado, y la sociedad civil, por otro, deben responder a este reto y seguir luchado para que la Convención se convierta en una realidad en beneficio de los niños y niñas del mundo. Para esta movilización de toda la sociedad, tanto nacional como internacional, sigue siendo una prioridad el artículo 42 de dicha Convención, el cual compromete a los Estados Partes a dar a conocer ampliamente los principios y disposiciones de la Convención por medios eficaces y apropiados, tanto a los adultos como a los niños.

El Preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño:

* recuerda los principios fundamentales de las Naciones Unidas y las disposiciones precisas de algunos tratados y declaraciones relativos a los Derechos Humanos;
* reafirma la necesidad de proporcionar a los niños cuidado y asistencia especiales en razón de su vulnerabilidad;
* subraya de manera especial:
1. la responsabilidad primordial de la familia por lo que respecta a la protección y a la asistencia;
2. la necesidad de una protección jurídica y no jurídica de los niños;
3. la importancia del respeto de los valores culturales de la comunidad del niño o la niña;
4. el papel crucial de la cooperación internacional para que los derechos de los niños se hagan realidad.

Nuevos diáconos permanentes en Sevilla

 

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El domingo 16 recibieron el orden del diaconado cuatro hombres casados de la archidiócesis de Sevilla, uno de ellos mi amigo y compañero de estudios, Miguel Ángel Agea. Periodista, doctor en historia, teologo, estuvo varios años en Roma, como corresponsal de Efe, acompañando al Papa Juan Pablo II en varios de sus viajes.

Fueron ordenados por monseñor Ignacio Noguer, obispo emérito de Huelva, por encontrarse ausente Don Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo de Sevilla, que  está en Roma.

Para los que no conocen qué es un diácono y sus funciones en la Iglesia:

El diaconado, en cuanto grado del orden sagrado, imprime carácter y comunica una gracia sacramental específica” (Ratio, n. 7). El diácono, en cuanto ministro ordenado, participa del ministerio de Cristo y es, en la Iglesia, signo sacramental específico de Cristo servidor (LG, 29). El diácono, gracias a la efusión del Espíritu significada por la imposición de las manos y la oración consacratoria, ejerce el servicio del pueblo de Dios en los tres ámbitos fundamentales de la acción de la Iglesia: la palabra, la liturgia y la caridad. Estos ámbitos se encuentran en correspondencia con los tres servicios específicos (munera) del ministro ordenado: enseñar, santificar y guiar. En el caso del diácono, estos tres servicios se sitúan en la perspectiva propia de la diaconía.

Así, el diácono es llamado a proclamar el Evangelio y a predicar la Palabra. El diácono instruye al pueblo de Dios a través de la homilía, la catequesis y en los diversos espacios de transmisión de la Palabra (Directorio, 23-27).

En el ámbito litúrgico y sacramental, el diácono, en virtud de la Ordenación, participa en la acción santificadora del pueblo de Dios. Así, preside la celebración de algunos sacramentos (bautismo, matrimonio) y de los ritos exequiales, preside la Liturgia de las Horas y la oración del pueblo fiel, bendice personas y cosas y, sobre todo, asiste al obispo y al presbítero en la celebración de la Eucaristía. En la Eucaristía el diácono proclama el Evangelio, puede predicar la homilia en los casos que fuera conveniente y distribuye la Comunión. Es en el sacramento eucarístico donde en mayor grado se expresa la realidad de la Iglesia y de sus ministros ordenados (cf. Directorio, 28-36).

En tercer lugar, y de manera preeminente, el diácono es llamado a ser testigo de la caridad de Cristo reproduciendo en él la acción misericordiosa del Señor, que vino a servir y a dar la vida. El diácono sirve en la mesa de los pobres como una prolongación de su ministerio en la mesa eucarística. En este amor preferencial por los pobres y desvalidos, el diácono participa de la labor de guía de la comunidad, que se desarrolla, además, en su solicitud hacia los que padecen enfermedades y deficiencias físicas y espirituales. En una palabra, el diácono atiende pastoralmente a quienes, por designación del Obispo, le son confiados (cf. Directorio, 37-42).

Cuatro nuevos Diáconos permanentes para la Iglesia de Sevilla

 
El próximo domingo, 16 de noviembre, se celebrará en la Catedral la ceremonia de ordenación de cuatro nuevos diáconos permanentes para la archidiócesis de Sevilla. El acto comenzará a las seis de la tarde y será presidido por el obispo emérito de Huelva, mons. Ignacio Noguer, al encontrarse fuera de Sevilla ese día el cardenal arzobispo, mons. Carlos Amigo Vallejo.
Los cuatro nuevos diáconos permanentes serán:

Miguel Ángel Agea Amador, natural de Sevilla. Casado, padre de 3 hijos, periodista, doctor en Historia, teólogo y afiliado a la Parroquia de Ntra. Sra. de los Remedios, en Sevilla.

Manuel Barragán Vázquez, natural de Los Palacios-Villafranca. Casado, padre de 8 hijos, licenciado en Ciencias Eclesiásticas, profesor del Instituto Público en la localidad de Los Palacios, residente en dicha localidad y feligrés de la Parroquia de Santa María la Blanca.

Manuel Macías Nieto, natural de Lora del Río. Casado, padre de 3 hijos, secretario de notaría, diplomado en Estudios Teológicos y afiliado a la Parroquia de Santa Justa y Rufina en Sevilla.

Alberto Martín Pascual, natural de Plasencia. Está casado y tiene tres hijos, es maestro industrial de Electrónica, locutor de radio, militar, diplomado en Estudios Teológicos y feligrés de la Parroquia de San Benito de Sevilla. 

Según el Directorio para la Formación de aspirantes al Diaconado de la Archidiócesis de Sevilla, los cuatro han recorrido un largo proceso de formación en los aspectos humano, familiar, intelectual, teológico, espiritual y pastoral. Cinco años coordinados por la Comisión Diocesana para el Diaconado Permanente –que dirige el sacerdote José María Estudillo- , en los que han intervenido sus esposas y resto de familiares directos, párrocos, tutores, padres espirituales y profesores. 

Además, han armonizado durante este tiempo su vocación con su vida familiar, actividad laboral, formación teológica y práctica pastoral en todos los aspectos referidos a la mejor realización de su ministerio diaconal. Así, serán ordenados “ Diáconos, servidores”.
 

 

Los amos del mundo

 

Artículo del escritor español Arturo Pérez-Reverte, publicado en “El Semanal” el 15 de noviembre de 1998, y que ahora, diez años después, aparte su lenguaje escatológico, se revela como una auténtica profecía.

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LOS AMOS DEL MUNDO

Arturo Pérez-Reverte

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.

Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.

Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Décimo novena edición del Congreso Internacional de la Federación Europea de Personas Mayores

 
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León será de nuevo referente europeo en el análisis de las políticas sociales dirigidas a los mayores. La ciudad acogerá del 6 al 8 de noviembre el décimo noveno Congreso Internacional de la Federación Europea de Personas Mayores, Eurag, que reunirá a representantes de 35 países de Europa y a 300 participantes bajo el lema «Dando forma al futuro, con la participación efectiva de todas las edades».

La convención pretende abordar, desde la reflexión, un aspecto «prioritario» para el bienestar de las generaciones presentes y futuras como es el impulso de una sociedad participativa, con la contribución «igualitaria y efectiva» de todos los ciudadanos.
 

PARADOJA (Martín Valverde)

 
 
 

¡Qué bueno!
Que al final… nada salió como esperabas,
Que no, todo pasó como soñabas,
Que no, todo caminó;
¡Qué bueno!
Que la vida te haya puesto tantas trabas,
Que no fuera fácil alcanzar tus metas,
Que no todo se te dio,
¡Qué bueno!
Si no, nunca hubieras conocido
Toda la fuerza que tienes contigo y
De lo que eres capaz,
¡Qué bueno!
Que el amor tomara, tantas lágrimas
Que descubras con dolor cuánto que te falta ,
Para entender lo que es amar,
¡Qué bueno!
Que la muerte fuera parte de tu vida,
Que supieras dónde tienes tus heridas,
Y como está tu corazón,
¡Qué bueno!
Si no, nunca hubieras entendido
Que ser débil no es ningún motivo,
Para que no seas feliz
¡Qué bueno!

¡Qué bueno!
Que con Dios tuviste tus peleas,
Que te fallaron los que son iglesia,
Que tu Fe, fuego pasó;
¡Qué bueno!
Que caíste hasta tocar el fondo,
Que descubres al final de todo
Que eres humano como yo;
¡Qué bueno!
Porque ahora sabes que mejor es no buscar;
Que frente a Dios nunca nos servirá un disfraz,
Para recibir su amor,
¡Qué bueno!
Que al final de sumas y de restas,
La paradoja que es la vida nuestra,
Ser austero y yo vivir,
¡Qué bueno!
¡Que bueno!