El Colegio Romano contaba con la pequeña capilla de la Anunciación (del 1562) como espacio para las celebraciones litúrgicas, con unas pinturas de los Zuccari. En el primer cuarto del siglo XVII la capilla se había quedado pequeña y la familia Ludovisi, a la que pertenecía el pontífice de ese momento, Gregorio XV, se compromete a construir una nueva. Llevará el nombre del recién canonizado Ignacio de Loyola.