Domingo XX del Tiempo Ordinario, 14 de agosto de 2011

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:

— Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.

Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:

— Atiéndela, que viene detrás gritando.

Él les contestó:

— Sólo me han enviadlo a las ovejas descarriadas de Israel.

Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas:

— Señor, socórreme.

Él le contestó:

— No está bien echar a los perros el pan de los hijos.

Pero ella repuso:

–Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.

Jesús le respondió:

— Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.

En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor.

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