La Catedral comenzó a construirse próxima a la primitiva parroquia y colegiata de Santa María la Blanca, templo, quizás mozárabe, que ocupaba al parecer un espacio contiguo a la mezquita Mayor de Tudela. Las obras del templo catedralicio se iniciaron en el reinado de Sancho VI el Sabio, hacia 1168. Se sabe que en este año, el cabildo de la iglesia de Santa María adquirió un gran número de casas y tiendas adosadas a la mezquita Mayor, iniciándose de una manera formal las obras de la actual catedral tudelana.